VIHRALIZANDO CONCIENCIAS 20

 Si se consiguen los objetivos y compromisos de la estrategia, el número de personas que adquieran el VIH se reducirá de 1,7 millones en 2019 a menos de 370 000 antes de 2025, y el número de personas que mueran de enfermedades relacionadas con el sida se reducirá de 690 000 en 2019 a menos de 250 000 en 2025. La prevención del VIH recibe una urgencia y un enfoque en la estrategia sin precedentes Para utilizar todo el potencial de herramientas de prevención del VIH para evitar nuevas infecciones por VIH, la estrategia pide el refuerzo urgente y un rápido escalado de los servicios de prevención de combinación del VIH que tendrán el mayor impacto. La estrategia incluye objetivos de cobertura ambiciosos para intervenciones de prevención del VIH y para todas las poblaciones clave y poblaciones prioritarias, y pide que las inversiones anuales totales en prevención aumenten hasta más de 9500 millones de dólares antes de 202514. La estrategia también busca cumplir con el potencial del tratamiento como prevención, y recomienda la reasignación de recursos finitos lejos de enfoques de prevención del VIH menos efectivos que los que tienen un impacto alto. Al mismo tiempo, la estrategia pone énfasis en la importancia de evitar dicotomías artificiales en la respuesta contra el VIH entre tratamiento y prevención, centrándose en lugar de eso en utilizar totalmente las sinergias entre el tratamiento y la prevención de combinación. Si se tratan las desigualdades subyacentes, incluida la desigualdad de género, el estigma y la discriminación, los resultados de prevención y tratamiento mejorarán.

La estrategia pide resultados transformadores que requieren ambición, velocidad y urgencia en la implementación Los participantes en toda la respuesta contra el VIH tendrán que hacer más para asegurarse de que sus acciones sean estratégicas, inteligentes y centradas en los resultados. La estrategia da prioridad a una escalada e implementación urgente de herramientas, estrategias y enfoques basados en pruebas que convertirán las ganancias incrementales en resultados transformadores. El mantenimiento y posterior escalado de las herramientas existentes será esencial.

La estrategia debe implementarse como un paquete completo, pero requiere respuestas diferencias que cumplan las necesidades de las personas, las comunidades y los países en toda su diversidad y que sostengan el progreso en la respuesta contra el VIH La estrategia está diseñada para implementarse como un paquete completo, dando igual importancia a las intervenciones biomédicas, entornos habilitadores, respuestas dirigidas por las comunidades y el refuerzo y la resistencia de los sistemas sanitarios. La estrategia busca asegurar que el progreso sea sostenido y mejorado con respecto a la asistencia, la calidad de vida y el bienestar de las personas que viven con el VIH a lo largo de la vida. También pretende reforzar los enlaces con los servicios integrados, como los de otras enfermedades transmisibles, salud sexual y reproductiva, salud mental y enfermedades no transmisibles. Las comunidades están delante y deben tener todo el poder para tener sus funciones cruciales Mientras que las comunidades son fundamentales en la respuesta contra el VIH, la capacidad de las respuestas dirigidas por las comunidades, las poblaciones clave y la juventud para contribuir plenamente hacia el fin del sida antes de 2030 está socavada por graves escaseces de financiación, espacios cívicos cada vez más reducidos en muchos países y una falta de participación e integración máxima en las respuestas nacionales. La estrategia explica de forma resumida acciones estratégicas para proporcionar respuestas dirigidas por las comunidades y dirigidas por jóvenes con los recursos y el soporte que necesitan para cumplir con su función y potencial como socios clave en la respuesta contra el VIH. La estrategia amplifica las ventajas más amplias de la repuesta contra el VIH y el fin del sida Unas pruebas fiables demuestran que la confluencia de las desigualdades favorece la epidemia de VIH y bloquea el progreso hacia el fin del sida. Reduciendo las desigualdades, podemos reducir drásticamente las nuevas infecciones por VIH y las muertes relacionadas con el sida. Esto, a su vez, contribuirá a un conjunto de resultados sociales y económicos positivos y acelerará el progreso hacia un desarrollo sostenible para todos. Las inversiones en la respuesta contra el VIH han reforzado el funcionamiento y la resistencia de los sistemas sanitarios en todo el mundo. La estrategia se desarrolló mientras la pandemia de COVID-19 interrumpía muchos servicios para el VIH, exacerbando las desigualdades y socavando las economías nacionales. Por consiguiente presenta acciones que son necesarias para proteger a las personas que viven con o están afectadas por el VIH y la respuesta contra el VIH a partir de pandemias presentes y futuras. Reconociendo la función fundamental que ha tenido la infraestructura para el VIH en ayudar a diversos países a responder contra el COVID-19, la estrategia tiene como objetivo utilizar la respuesta contra el VIH para prepararse para y responder a futuras pandemias, y mejorar las sinergias con otros 


movimientos globales de salud y desarrollo.

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