VIHRALIZANDO CONCIENCIAS : RESUMEN EJECUTIVO PARTE 4

 La estrategia mundial contra el sida 2021-2026 está centrada en reducir las desigualdades Basándose en los logros históricos de la respuesta contra el VIH y reconociendo los desafíos y oportunidades más apremiantes, esta estrategia reconoce que se necesitan cambios clave si el mundo quiere acabar con el sida. La estrategia pone los ODS que se refieren a la reducción de las desigualdades en el centro de este enfoque para guiar y favorecer la acción en todos los países y comunidades. La estrategia explica de forma resumida un marco exhaustivo para acciones transformadoras para enfrentarse a estas desigualdades y, más ampliamente, respetar, proteger y cumplir con los derechos humanos en la respuesta contra el VIH. Reduciendo las desigualdades que faciliten la epidemia del sida, podemos cerrar las brechas para la prevención, pruebas, tratamiento y soporte para el sida antes de 2025 y volver a involucrar al mundo para acabar con el sida antes de 2030. La estrategia mantiene a las personas en el centro para asegurarse de que se beneficien de estándares óptimos en planificación y suministro de servicios, eliminar barreras sociales y estructurales que evitan que las personas accedan a los servicios para el VIH, empoderar a las comunidades para que lideren, reforzar y adaptar sistemas para que funcionen para las personas que se ven más afectadas por las desigualdades y movilizar totalmente los recursos necesarios para acabar con el sida. La estrategia pide a los gobiernos nacionales, los socios de desarrollo y financiación, las comunidades y el Programa conjunto de ONUSIDA a identificar y ocuparse de estas desigualdades. Los países y las comunidades de todo el mundo deben obtener todo el conjunto de objetivos y compromisos explicados resumidamente en la nueva estrategia, en todas las zonas geográfica y en todas las poblaciones y grupos de edades, para conseguir los tres ceros: cero nuevas infecciones por VIH, cero muertes relacionadas con el sida y discriminación cero relacionada con el VIH.

LAS DISPARIDADES EN EL ACCESO, LAS INFECCIONES POR VIH Y LAS MUERTES RELACIONADAS CON EL SIDA SON RESULTADO DE LAS DESIGUALDADES Las brechas en las respuestas contra el VIH y las infecciones por VIH y las muertes relacionadas con el sida resultantes se basan en líneas de fallo de desigualdad. Desde su inicio, la epidemia de VIH ha supuesto una aguda desigualdad sanitaria, afectando a algunas poblaciones clave de una forma mucho más desproporcionada. Las desigualdades ilustran por qué la respuesta contra el VIH está funcionando para algunas personas, pero no para otras. Desigualdades estructurales y determinantes de la salud: educación, ocupación, ingresos, hogar y comunidad, todos ellos tienen un impacto directo en la salud y los resultados del VIH. Cuanto más bajo sea el estatus social y económico de una persona, mayor es la probabilidad de que su salud sea mala. Las fuerzas sociales, como la discriminación basada en la raza, el género y la orientación sexual, aumentan el nivel de estrés de ciertos grupos de población. Las normas de género desiguales que limitan el activismo y la voz de las mujeres y las niñas, reducen su acceso a la educación y los recursos económicos, reprimen su participación cívica y contribuyen al riesgo de VIH más alto al que se enfrentan las mujeres en lugares con alta prevalencia de VIH. Las poblaciones clave: hombres gay y otros hombres que practican sexo con hombres, trabajadores sexuales, personas transgénero y personas que usan drogar, particularmente los que se inyectan drogas, están sujetas a discriminación, violencia y entornos legales y sociales punitivos, cada uno de los cuales contribuye a vulnerabilidad frente al VIH. Algunas personas con discapacidades, las personas mayores que viven con el VIH, y los emigrantes y personas desplazadas internamente se ven a menudo afectados de forma desproporcionada por el VIH. Mientras que las nuevas infecciones por VIH se redujeron globalmente un 23% entre 2010 y 2019, las nuevas infecciones aumentaron en más de un 10% en más de 30 países. Las personas jóvenes (con edades comprendidas entre 15-24 años) representan aproximadamente un 15% de la población global, pero representan un 28% estimado de nuevas infecciones por VIH en 2019. Las niñas adolescentes y las mujeres jóvenes en África Subsahariana tienen el triple de probabilidades de adquirir la infección por VIH que sus paisanos hombres de su misma edad. Las poblaciones clave y sus parejas sexuales comprendieron aproximadamente un 62% estimado de todas las nuevas infecciones por VIH en 2019 pero representan una pequeña fracción de la población mundial. Los niños que viven con el VIH tienen una cobertura de tratamiento para el VIH más deficiente que los adultos y constituyen una mayor proporción de las muertes relacionadas con el sida. La carga del VIH en los hogares más pobres ha aumentado, debido en parte a las dificultades experimentadas por las personas pobres para obtener los servicios para el VIH y la protección social que necesitan. Para mejorar la salud y los resultados de VIH, la estrategia mundial contra el sida pide que se evalúen todas las políticas y futuras prácticas para determinar si ya no estigmatizan el diagnóstico de VIH, perpetúan la discriminación y exacerban las desigualdades de salud.


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